¡¡¡Tierra!!!
Y tenía que ser al verte que mi corazón gritara: ¡tierra!
Lo mismo, creo, les pasó a los españoles. Españoles locos, en un barquito casi a la deriva. Después de meses de comer pescados y pan duro, veían una isla y gritaban tierra. Alucinados, bajaban, y sí.: era tierra, tierra marrón, con palmeras, plantas y monos. Pero era un isla, tan rodeada como ellos por el azul de la soledad.. Y así, poco después, cuando volvía a partir la nave, llevaban la isla verdeazul en la retina... Con ellos viajaba, la isla , a buscar tierra, la buena tierra donde caminar sin límites.
María Obligado